La insportable levedad del querer

Un día me vio, al otro día me saludó, al otro día la saludé y le hablé y me contestó y le contesté. Y nos dijimos, nos mentimos, nos pensamos, nos tentamos. Y nos citamos. Y nos vimos y nos gustamos y salimos y caminamos y reímos y corrimos y nos mojamos, con lluvia y sudor. Y un día nos prometimos un futuro sin dolor. Pero el futuro es futuro porque está ausente. Y el presente es presente sin su presencia. Y ausencia es lo único que me dejó. La que un día me vio y al otro día me saludó. La que un día me amó y al otro día me olvidó.